Cada vez que usas una aplicación, ya sea un CRM en la nube, una herramienta de email marketing o un software de diseño online, estás interactuando con el resultado de un proceso largo y cuidadosamente estructurado: el ciclo de vida del software o SDLC.
Este ciclo no es exclusivo de los entornos tradicionales, ya que las plataformas SaaS también siguen modelos de desarrollo, prueba, despliegue y mantenimiento para ofrecerte un producto estable, seguro y funcional. Por lo tanto, os lo vamos a explicar en profundidad, incluso como se estructura en versiones alfa, beta o RTM. Empecemos.
5 fases del ciclo de vida del software
El ciclo de vida del software se compone de cinco etapas principales que estructuran todo el proceso de desarrollo, desde que surge una idea hasta que se mantiene en producción. A continuación, te detallamos cada una de estas fases.
1. Planificación y análisis
En esta fase se define qué problema se va a resolver con el software y qué requisitos funcionales y técnicos debe cumplir. Es esencial recopilar información, estudiar la viabilidad del proyecto y definir claramente los objetivos. También se evalúan los riesgos y se elabora un primer roadmap del proyecto. En entornos SaaS, es una fase muy crítica para validad el modelo de negocio y garantizar que el producto va a cubrir una necesidad real del mercado.
Aquí se plantean y responden algunas preguntas como : ¿Quiénes serán los usuarios? ¿Qué funcionalidades son imprescindibles? ¿Qué recursos necesitamos a nivel de equipo, tecnología y tiempo?
2. Diseño e implementación
Una vez que se tiene claro el qué, pasamos al cómo. En esta fase se define la arquitectura del sistema, la experiencia de usuario (UX/UI), la base de datos, los componentes técnicos y todo lo relacionado con el diseño estructural y visual del software.
Luego ya comenzamos con la programación del software. Los desarrolladores escriben el código fuente, construyen los módulos y conectan todos los componentes siguiendo las directrices que se hayan marcado. Si es para un SaaS, aquí también se incluirá el diseño de la infraestructura cloud, contenedores (como Docker) y los microservicios si el producto los requiere.
3. Pruebas
Si el software está ya construido, se debe verificar y validar. Es decir, hay que comprobar que:
- Funciona correctamente.
- Cumple con los requisitos definidos.
- No tiene errores que comprometan su uso.
Para esto, se realizan pruebas unitarias, de integración, de sistema y de aceptación. En SaaS, también se testea la escalabilidad, rendimiento y seguridad. En esta fase se detectan los fallos que pueda haber, se documentan y se corrigen antes del despliegue oficial.
4. Despliegue
Aquí el software se libera al entorno real. Puede tratarse de un lanzamiento cerrado para ciertos usuarios (beta) o una versión pública para todos. El despliegue puede ser progresivo (por regiones o segmentos) o completo. Se realiza a través de servidores, contenedores o plataformas de cloud computing, y suele estar acompañado de herramientas de monitorización para asegurar que todo funcione sin problemas. Se puede incluir la configuración de entornos productivos, bases de datos en la nube y sistemas de alta disponibilidad.
5. Mantenimiento
Es una fase continua ya que muchas veces el producto está en evolución constante, con nuevos lanzamientos, parches y mejoras basadas en feedback. El mantenimiento suele incluir:
- Corrección de errores que han aparecido en producción.
- Actualizaciones y mejores.
- Soporte para el usuario.
- Adaptaciones a cambios legales, técnicos o de mercado.
Etapas del SDLC en sí
Además de las fases funcionales, el SDLC (Software Development Life Cycle) también se divide en etapas de madurez de una versión. Aquí os explico en qué consiste cada una.
- Pre-alfa. Versión interna en la que el software está incompleto y aún no es funcional para el usuario. Es utilizada solo por el equipo de desarrollo.
- Alfa. Versión más completa, con la mayoría de funcionalidades. Puede estar en manos del equipo de QA o incluso de testers internos. Todavía es inestable.
- Beta. El software está funcional y se lanza a un grupo cerrado de usuarios reales para detectar errores en uso real. Muy común en cualquier entorno para validar el producto.
- Versión candidata a definitiva (RC). Se corrigen los últimos detalles antes del lanzamiento oficial.
- Versión de disponibilidad general (RTM). Es la versión definitiva que se lanza al mercado. Otra forma de decirlo es que está en producción.
Modelos del SDLC
Modelo en cascada
Es el modelo más tradicional. Cada fase se completa completamente antes de pasar a la siguiente. No permite volver atrás con facilidad. Es ideal para proyectos donde los requisitos están muy bien definidos desde el principio.
Modelo iterativo
Permite construir versiones incrementales del software. Cada iteración es una pequeña versión funcional que mejora en cada ciclo. Ideal para proyectos donde los requisitos evolucionan.
Modelo en espiral
Combina el enfoque iterativo con una evaluación continua de riesgos. Se avanza por fases (como en cascada), pero con ciclos de revisión constante. Muy usado en proyectos grandes y críticos.
Modelo ágil
Divide el trabajo en sprints cortos (generalmente de 2 semanas), con entregas frecuentes y trabajo colaborativo entre equipos de desarrollo, negocio y QA. Es el modelo por excelencia en entornos SaaS y startups tecnológicas.
DevOps
No es solo un modelo, sino una cultura que une desarrollo y operaciones, buscando automatización, integración continua y entregas rápidas. Es la evolución moderna del SDLC.
Ventajas del ciclo de vida del software y prácticas recomendadas
Ventajas
- Organización clara del trabajo. Cada fase tiene objetivos definidos.
- Mayor calidad del software gracias a todas las pruebas y validaciones que se hacen, algo que lo hace mucho más fiable.
- Reducción de costes: Detectar errores temprano evita rehacer trabajo más adelante.
- Mejor planificación y control del proyecto.
- Facilidad para escalar o mantener el producto en el tiempo.
Prácticas que te aconsejamos
- Control de versiones (source control). Usa Git o plataformas como Bitbucket para tener un control claro sobre cada cambio y evitar errores al trabajar en equipo.
- Integración y entrega continua (CI/CD). Automatiza la construcción, prueba y despliegue del software. Herramientas como Jenkins, GitHub Actions o GitLab CI son clave.
- Uso de sistemas de gestión del ciclo de vida del software. Plataformas como Jira, Azure DevOps o Trello permiten organizar tareas, bugs, versiones y colaboraciones entre equipos.
- Documentación clara y colaborativa. Usa Notion o similares para documentar decisiones, procesos y estructuras técnicas.
- Feedback de usuarios reales. Muy importante implementar sistemas para recoger opiniones (encuestas o métricas de uso) para poder mejorar el producto.
El ciclo de vida del software no es solo una metodología, es lo que guía el desarrollo de cualquier solución tecnológica, desde el momento en que nace una idea hasta que el producto está en manos del usuario final. ¿Quieres desarrollar un software a medida? ¡No dudes en contactarnos!


